El mestizaje del flamenco, prueba de sus raíces en el arte mudéjar

• El Real Alcázar de Sevilla acoge estos días el curso 'Flamenco como arte mudéjar' que organizan UIMP Sevilla, la Bienal de Flamenco y el Instituto de Cultura y las Artes de la capital hispalense

Sevilla.– Recordar los orígenes del flamenco; apuntar los límites geográficos de sus raíces, que, desde la antigua Grecia, se extienden por todo el Mediterráneo; emular sus agentes fundacionales; ahondar en las letras de sus cantes; analizar cómo lo mudéjar no sólo dejó su impronta en lo arquitectónico; y asistir, en primera persona, a la mezcolanza que se da en un espectáculo musical. Esto es parte de lo que se les ha transmitido en las primeras jornadas del curso Flamenco como arte mudéjar que organiza la sede de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) en Sevilla con la colaboración de la Bienal de Flamenco y el Instituto de Cultura y las Artes de Sevilla (ICAS).

Durante la presentación del curso, que se está desarrollando en el Real Alcázar, la directora de la UIMP Sevilla, Encarna Aguilar, resaltó que el curso se ha convertido en una de las principales citas de la Primavera en Sevilla y que "sirve para reforzar la actividad cultural de la ciudad, ya que se integra en una línea programática propia de la Bienal de Flamenco de Sevilla".
El director del encuentro, Rafael Valencia, ha sido el encargado de la conferencia inaugural donde ha equiparado el mestizaje del flamenco con el del arte mudéjar. En su discurso, repleto de citas, anécdotas y referencias a artistas como Camarón, Parejo, Pedro Peña, el Lebrijano o José Heredia, ha demostrado que la mezcla andalusí, "donde está la riqueza", está presente en el flamenco gracias a la herencia del arte mudéjar.
En la segunda sesión el folklorista Luis Suárez Ávila ha comentado que "los límites geográficos del mundo del flamenco están entre Cádiz y Sevilla" y ha destacado la labor tan importante que han realizado los gitanos canasteros, trashumantes, en la mezcolanza con lo árabe. Para Suárez, los gitanos andaluces son los grandes artífices del enriquecimiento del flamenco. Por su parte, el lingüista Miguel Ropero ha hablado sobre las letras de los cantes, "letras que hasta hacen llorar", ha dicho, y que están repletas de vocablos y expresiones cuya ortografía y fonética se ha ido adaptando con los tiempos; pues el flamenco durante la mayor parte de su historia se ha transmitido de forma oral. "Tan andaluz es decir 'pá' que 'para' –ha explicado el profesor Ropero-, sólo que se adapta en función de la estructura del cante y del compás". Esta fonética tan peculiar, sujeta a una economía lingüística, data de los primeros cancioneros, de 1881, y se ha ido "castellanizando conforme los cantaores y artistas tenían acceso a la cultura y a la instrucción académica".
Para finalizar la jornada, el director de la Bienal de Flamenco, Cristóbal Ortega, y el director del Festival de Música Antigua de Sevilla, Fahmi Alqhai, han participado en un coloquio aportando más ejemplos del flamenco como arte mudéjar: "Desde la nuba, como ejemplo de música andalusí, la jarcha o el mawwal, el 'quejío' entre las dos orillas".
Mañana continuarán las conferencias a cargo de Alejandra Contreras (especialista en danzas árabes), Francisco Zambrano (flamencólogo), Amin Chachoo (músico), o Mª Dolores López Enamorado (directora Instituto Cervantes de Tetuan). Las tres jornadas que dura el curso contarán con el espectáculo musical 'Tierra de nadie', que se celebra en el Salón de Embajadores del Real Alcázar de Sevilla, un espacio que no se abre al público nunca y en el que no se celebraba ningún acto desde la boda de la Infanta Elena, que tuvo lugar en marzo de 1995.