Philip Russell, un científico con alma de pianista, Doctor Honoris Causa por la UIMP

Santander. – A ritmo de jazz. Así ha correspondido Philip Russell a la Universidad Internacional Menéndez Pelayo que le haya nombrado Doctor Honoris Causa. Este físico norirlandés, inventor de las PCF (Photonic Crystal Fibres), ha explicado en su discurso de agradecimiento que creció pensando que la ciencia era una disciplina "de segunda fila" y que su pasión por la música le condujo a la Física: "Con 15 o 16 años, corto de fondos para un sistema de alta fidelidad, empecé a interesarme por la electrónica y construí un transistor. Esto fue el detonante de una fascinación que dura ya toda la vida por la ciencia y, en particular, por la física".

Russell ha asegurado que su carrera ha estado plagada de "epifanías" o "momentos en los que algo hacía clic" y le permitían entender nuevos aspectos sobre sus dos vocaciones: la física y la música. Asimismo, ha destacado que "no entender algo" es el motor de su trabajo, pues su mente inquieta encuentra que "hay algo completamente adictivo y gratificante en las investigaciones que parten de cero", porque una vez todo encaja, se aburre.

Para él, ser científico es algo más que ideas exprés que den dinero a espuertas, es el privilegio de "compartir una visión común del mundo donde no hay sitio para declaraciones ex cathedra sobre 'La Verdad', tan comunes en la religión. No importa dónde hayamos crecido o qué lengua hablemos, la ciencia es universal".

Laudatio a un libre pensador

José Miguel López-Higuera, catedrático de la Universidad de Cantabria y director de la International School on Light Sciences and Technologies de la UIMP, se ha encargado de la laudatio. En ella ha hablado de la trayectoria de Russel, de quien ha destacado que "siempre ha buscado la excelencia" y de cómo consiguió descubrir las PCF, un hallazgo por el que el científico recibió el Premio Joseph Fraunhofer/Robert Burley de la Sociedad Óptica de América en 2000.

López-Higuera ha asegurado que "nuestro honrado es un científico fascinado por la luz y el sonido. Un ciudadano del mundo siempre dispuesto a no tomar nada por seguro". Asimismo, ha definido a Russell como "un libre pensador siempre dispuesto a llegar a lo más profundo. Un genio capaz de plantear, analizar, resolver ideas y conceptos muy complejos con sencillez para ser entendidos por nosotros, los simples mortales".

Discurso del rector

César Nombela ha asegurado que con la distinción de Russell como Doctor Honoris Causa, "la UIMP se honra en reconocer a un científico cuyo trabajo pionero ha contribuido a expandir los avances del conocimiento". Así, ha hecho hincapié en el afán de la institución de caminar a la par de la excelencia académica y en que para ello promueve numerosos cursos sobre ciencia y tecnología que "representan el progreso de la humanidad".
El rector ha explicado que con esta ceremonia la Menéndez Pelayo ha querido reconocer, por un lado, a una persona muy especial "alguien que ha usado su talento no solo para adquirir conocimiento, sino también para transmitirlo, para entender la realidad y solucionar problemas"; y, por otro, "celebrar el papel de la investigación científica" pues la ciencia es "observar lo que te rodea y ver lo que otros no han conseguido ver antes".

Russell encaja a la perfección con esta definición que ha brindado Nombela, y aunque el físico norirlandés llegó a plantearse abandonar su carrera investigadora por la música, al final siguió fiel a la ciencia, donde consiguió ver lo que otros no pudieron. Eso sí, manteniendo intacta su alma de pianista.

Fotografía: Juan Manuel Serrano