Sede donde se gestiona
Santander
Lugar de impartición
Santander - Península de la Magdalena (Pedro Salinas)
Dirección
Inés González DoncelCatedrática de Escuela Universitaria y Escuela Técnica Superior de Ingeniería de de Montes, Forestal y del Medio Natural
Universidad Politécnica de MadridLuis GilCatedrático de la ETS de Ingeniería de Montes, Forestal y del Medio Natural (UPM)
Secretario General de la Real Academia de IngenieríaCOLABORACIÓN
Descripción de la actividad
El curso va dirigido a todas las personas interesadas en el futuro de nuestros bosques. De forma destacada, a alumnos de los últimos cursos de carreras del ámbito ambiental, agronómico y forestal; a responsables en la toma de decisiones en políticas medioambientales, actividades industriales, turísticas, de protección civil, de ordenación del territorio, de gestión forestal y agroganadera, a los profesionales que trabajan en la naturaleza, a los que juzgan las faltas y delitos ambientales y a aquellos que transmiten a la sociedad la información medioambiental (periodistas especializados, educadores ambientales, profesores en todos los niveles educativos) o a los miembros de movimientos ecologistas. Se pretende proporcionar conocimientos que les ayuden a tener una visión actualizada y argumentada en sus actividades e iniciativas.
La explicación de la realidad, actual y pasada, del monte es el primer pilar del curso. Se quiere proporcionar una visión de la situación de nuestros bosques, sus problemas, necesidades y oportunidades. Y, dados los nuevos enfoques de las carreras ambientales, profusamente impartidos en las aulas universitarias, se propone hacerlo de la mano de técnicos, profesores e investigadores forestales y con el aval de la Real Academia de la Ingeniería. Contrastar y enriquecer las opiniones tanto de los ponentes como de los alumnos por medio de debates y mesas redondas será el segundo pilar del seminario porque, en definitiva, el curso es una invitación a actualizar, y compartir los conocimientos sobre la realidad forestal, desde diferentes ámbitos.
La necesidad de un enfoque asíse justifica por el sorprendente desconocimiento que sigue existiendo acerca de los montes, de su historia y de lo que ha supuesto y supone su gestión. A lo largo de las diferentes sesiones se buscará dar respuesta a cuestiones tales como ¿por qué se califican como introducidas especies que llevan con nosotros siglos?, ¿tiene base la crítica a las repoblaciones con pinos?, ¿son responsables de los incendios ciertas especies y formaciones forestales?, ¿está justificada la diferenciación entre aprovechamientos denostados (madera, caza,…) y sacralizados (resina, corcho, setas,…)?, ¿han contribuido algunos tópicos al abandono de los montes y al desarrollo de políticas forestales erráticas?.….
También se realizará un análisis de la información que recogen los medios de comunicación, intentando aclarar si el protagonismo de ciertos temas (incendios, espacios protegidos, especies raras, endémicas o en peligro de extinción) tiene justificación en la realidad, y proponiendo otros no tan habituales: ¿arden menos los montes gestionados y que generan ingresos?; ¿consumir productos forestales es la mejor inversión que se puede hacer en conservación?; ¿son los bosques realmente fuente de empleo?, ¿contribuyen al desarrollo rural?
El curso, obviamente, no pretende ser neutral. Incluye como uno de sus objetivos formar. Busca trasmitir ciertas realidades forestales, como que, guste o no, los montes no son de todos; que se debe contar con sus propietarios; que las repoblaciones forestales serán los bosques del futuro; que no hay especies forestales nobles porque todas lo son, autóctonas o no; que alóctono no es lo mismo que invasor; que imprimir un correo no es contribuir a la deforestación; que “control de poblaciones” no es más que un eufemismo de “caza”; que chopos y eucaliptos tienen diferentes objetivos que robles y hayas, pero que todos son necesarios.
Para desarrollar estos temas será preciso aportar datos sobre la historia forestal, haciendo especial énfasis en el cambio radical producido en el último siglo en el paisaje español, en dos etapas claramente diferenciadas. Una primera (1910-1975) en la que el esfuerzo se orientó a la reintroducción del arbolado arrasado en siglos anteriores, respetando para la agricultura y la ganadería los suelos mejores y más fértiles. El plan de repoblaciones, gestado durante la II República y hecho realidad durante la dictadura, utilizó por ello las especies más frugales, los pinos. Protección de cuencas, generación de empleo y producción de madera fueron sus objetivos. En la segunda etapa (1975-2014) se producen los cambios más significativos; al éxodo rural, iniciado en la etapa anterior, le siguieron una democracia, la descentralización de la administración y la entrada de España en la UE, organismo con políticas Ambientales claras pero no Forestales.
El logro del estado del bienestar y sus consecuencias sobre la política forestal será también objeto de análisis; el monte dejará de verse como fuente de recursos primarios, se abandona su aprovechamiento y pasa a ser apreciado por sus valores ambientales y recreativos. Conservación de la biodiversidad y protección frente al cambio climático son hoy dos de las prioridades que la sociedad, incluida la clase política, manifiesta respecto a los bosques. En paralelo incendios y aprovechamiento, porque se considera que se sobreexplotan los recursos, son valorados como las dos mayores amenazas.
Tales consideraciones muestran el desconocimiento que existe respecto a los montes españoles, ajenos a la sociedad urbana. No todo el mundo sabe que España tiene más y mejores bosques que nunca en su historia contemporánea y que somos el país de la UEque más territorio aporta a la Red Natura 2000. Paradójicamente, y quizás por ello, nunca en nuestra historia se han declarado más espacios protegidos, engañosa expresión que en el subconsciente transforma protegido en amenazado cuando en absoluto significan lo mismo. Tampoco se conoce que la tasa de extracción de madera apenas llega al 30% de la que el monte produce y que lo que se quema en verano en incendios devastadores podría haberse aprovechado y ser “quemado” de manera eficiente fuera del bosque.
Tan preocupante es el abandono de la gestión que un reciente estudio en el que han estado implicados más de 50 científicos (CREAF, 2013), enfocado a la integración del cambio global en la gestión de los montes españoles, ha titulado el folleto divulgativo “Conservar aprovechando” invirtiendo el orden de las palabras de la máxima fundacional de los ingenieros de montes “Aprovechar conservando”, formulada en el siglo XIX. Cabría preguntarse si el orden de los factores altera o no el resultado. En cualquier caso, la organización ecologista Greenpeace no tenía dudas de cuál debe ir primero: en su nota de prensa para el año internacional de los bosques (2011) resaltaba que “el objetivo ahora, más que plantar árboles, es cortar”. Quizás este sea un buen resumen de lo que pretende este curso: cortar con argumentos ya superados e infundados, y reemplazarlos por otros rigurosos -y contrastados- que activen una política forestal que lleva dormida demasiados años.