Agente de la Interpol asegura que “la inmigración no es un problema, sino un compendio de retos y oportunidades”

Santander.– La inspectora jefe de Policía Nacional y oficial de Inteligencia Criminal en Interpol Eva Gutiérrez ha protagonizado la última ponencia del seminario Libertad de circulación, derechos humanos y seguridad de las fronteras que se ha celebrado esta semana en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo. Gutiérrez ha asistido también a la clausura del curso, junto a la codirectora del mismo Myriam González, el delegado del Gobierno en Cantabria, Samuel Ruiz y la vicerrectora de Postgrado e Investigación de la UIMP, Francisca G. Caballero.

La agente de la Interpol ha centrado su ponencia en los Retos en el ámbito de la Cooperación Internacional y ha asegurado que la organización no tiene "ninguna capacidad ejecutiva". Los mandatos de la Interpol son "facilitar la cooperación policial internacional y asistir a los países miembros en la lucha contra la delincuencia organizada transnacional". Gutiérrez ha asegurado que "se está perdiendo la eficiencia", ya que en algunos países sólo se puede entrar a las bases de datos de la Interpol desde la Oficina Central Nacional (cada país miembro tiene una) y no desde aeropuertos, fronteras terrestres o puertos.

La inspectora ha hablado también sobre la inmigración, afirmando que se trata de un "fenómeno global, porque todos los países están afectados y la responsabilidad es compartida", aunque "no es un problema, sino un compendio de retos y oportunidades". Además, ha explicado que "el 90 por ciento de inmigrantes que llegan a Europa ha pagado a una red para conseguir entrar en el continente, lo que hace pensar que es un negocio altamente rentable". Asimismo, se está ayudando a esas organizaciones de manera indirecta: "Cada vez que se niega un visado, se da un cliente a las mafias".

Para poder ayudar a los cuerpos policiales de los países miembros, la Interpol cuenta con seis herramientas y servicios. En primer lugar, se encuentra la red I-24/7, un "sistema mundial de información policial protegida que pretende conectar a los policías de todos los países mediante un sistema seguro de comunicaciones con acceso en tiempo real a las diecisiete bases de datos de Interpol". Entre esas bases de datos se encuentra la de pornografía infantil, que es "la mejor que existe, permite trabajar en red con los investigadores de los 190 países miembros y permite comparar fondos". Asimismo, se ha creado una nueva versión, que permite compartir vídeos, además de imágenes.

La segunda herramienta son esas bases de datos, en las que hay "64 millones disponibles y accesibles en tiempo real", aunque Gutiérrez ha asegurado que se está "muy lejos de conseguir un uso óptimo de las capacidades que la Interpol ofrece a los países miembros", por lo que hay que "instar a los países que compartan la información que tienen". El tercer servicio de la organización internacional son las notificaciones, que están sujetas "al dictamen final del departamento legal, donde se verifica cada una de las solicitudes que envían los países". Estas notificaciones se clasifican por colores según su significado, como las rojas, que son las más conocidas y sirven para solicitar una "detención preventiva con miras a la extradición de una persona que es buscada por las autoridades", o la negra, para identificar restos humanos.

La cuarta herramienta son los centros de coordinación y mando, que están disponibles las 24 horas del día desde el atentado de las Torres Gemelas en Estados Unidos en 2001, y la quinta, las acciones formativas. Gutiérrez ha asegurado que "sólo el 25% de funcionarios en la Interpol es policía, ya que, por ejemplo, también hay analistas, muchos abogados, un departamento de viajes y otro de análisis de riesgo". Por último, el sexto servicio es el apoyo operativo e investigativo, que tiene tres modalidades: apoyo a la investigación, que se presta a solicitud del país; a la seguridad en grandes eventos (por ejemplo, los Juegos Olímpicos de Río 2016); y en la identificación de víctimas en grandes catástrofes.

Fotografía: UIMP | Esteban Cobo