Santander, 4 de agosto de 2022.- “Desde el principio, filosofía y medicina estaban juntas. En el siglo V a.C., con Hipócrates y Sócrates, nacen como algo común porque ambas ramas del conocimiento estudian lo que es la naturaleza, que era entonces la physis, y por eso a los primeros filósofos y a los primeros médicos se les llamaba físicos. Porque estudiaban la naturaleza en su conjunto”. Así lo ha explicado Benjamín Herreros, médico y licenciado en filosofía y director del Instituto de Ética Clínica Francisco Vallés, en una entrevista concedida a la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) con motivo de su participación en el seminario Ciencias y humanidades en salud mental. Diálogos posibles entre las dos culturas, que se desarrolla esta semana en el Palacio de la Magdalena en colaboración con la Fundación Manantial.
Herreros es un hombre de ciencia, pero también es un hombre de letras. Y es que, como explica el internista, ambas disciplinas no están tan desligadas como tendemos a creer. “No hay una separación entre ciencia y humanidades, sino que somos los humanos quienes a lo largo de los siglos, artificialmente, hemos dividido y compartimentado la forma de enfrentarnos a los problemas desde un enfoque más científico o más humanístico”, hecho que ejemplifica con la eutanasia o la fertilización in vitro, casos en los que se plantean problemas de dimensión científica pero también humana y filosófica.
A este respecto, señala que desde la educación secundaria se establece esta división que “nos configura la mente de una forma muy determinada y nos limita para que, después, un médico o un filósofo se enfrente a un problema de forma conjunta”.
En este sentido, Benjamín Herreros opina que la formación que recibe el personal sanitario en humanidades es “inadecuada” porque “se enseña generalmente en los primeros cursos y de forma muy teórica”. “La ética en medicina y los valores en el ámbito de la salud se tendrían que enseñar a través de herramientas prácticas” ya que “es en la consulta cuando hay que enseñar al alumno a que analice y aprenda a deliberar, a tomar las mejores decisiones en ese tipo de situaciones”.
Límite entre ciencia y ética
Acerca de los límites entre medicina y ética, el licenciado en filosofía afirma que “no hay ciencia sin valores”, por lo que “ningún médico puede pensar que es un profesional neutro éticamente”. Es precisamente este acercamiento multidisciplinar, tomando como referencia distintas perspectivas, el que aborda el encuentro Ciencias y humanidades en salud mental. Diálogos posibles entre las dos culturas, en el que Herrero ha impartido la ponencia ‘Filosofía y medicina: Una historia de amor’, título que también da nombre a su libro.
“Si queremos tener criterio para ver cómo actuamos ante una solicitud de eutanasia o ante un paciente que rechaza un tratamiento que es vital para él, a eso la ética con mayúsculas no nos va a responder, porque no hay una ética con mayúsculas que nos de una respuesta con la que estemos conformes, y la ciencia tampoco”, afirma el médico internista.
En su opinión, se debe “deliberar” para tomar la decisión adecuada teniendo en cuenta tanto aspectos valorativos como filosóficos, y ejemplifica: “en una pandemia, para ver qué paciente va a recibir soporte vital y qué paciente no, no estaríamos hablando de la mejor decisión, sino de la menos mala teniendo en cuenta los aspectos científicos, filosóficos, humanísticos y éticos”.
Pandemia
En el caso de la reciente crisis sanitaria de covid, Herreros afirma que se trató de “una situación de emergencia tan grande que se priorizaron los recursos para salvar la mayor cantidad de vidas posibles”.
Ha sido una vez pasados los momentos más duros, de los que él como médico fue testigo en primera persona, cuando dice que se ha empezado a reconocer el “daño moral fortísimo” que la pandemia ha causado no sólo en los pacientes, sino en los familiares y en el personal sanitario. Lo que en psicología se conoce como “segundas y terceras víctimas”, añade.
Por otro lado, considera que “la pandemia ha roto un paradigma que teníamos sobre nuestra sanidad”, que no es “tan buena como creíamos”, y que es un error no “cambiarla para mejor”. A su juicio, la atención primaria, “que es la base de nuestro sistema sanitario”, se está deteriorando “de una manera alarmante”, hecho que pone de manifiesto “que hemos aprendido muy poco de la pandemia”.
Bioética y tecnología
Herreros advierte que el principal reto para la bioética tendrá que ver con la tecnología ya que “está impactando en nuestras vidas de una forma impensable”. A este respecto, hace referencia a los avances que se han producido en medicina desde la segunda mitad del siglo XX, tales como la genética, los trasplantes o la posibilidad de prolongar la vida artificialmente. Ahora, indica el médico manchego, junto a todos esos problemas que se nos siguen planteando, “nos enfrentamos a la inteligencia artificial, al big data o a la manipulación genética” consecuencia de una tecnología que “ha modificado y modifica por completo la práctica clínica”.
A modo de conclusión, el licenciado en filosofía ha manifestado la necesidad de preservar el cuidado de las personas y su intimidad, e impedir que el uso de la tecnología empañe la relación cercana entre profesional y paciente porque, como recuerda, “el núcleo de la medicina es el ser humano”.