Carlos Totorika: “ETA nos robó la vida de Miguel Ángel, pero no la libertad”

Santander.- Carlos Totorika, actual alcalde de Ermua, y regidor en el momento del secuestro y asesinato de Miguel Ángel Blanco, ha participado en el encuentro De Hipercor a Ermua. El terrorismo de ETA y sus víctimas de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) donde ha contextualizado el ambiente que se respiraba en 1997 y el impacto que tuvo el dramático acontecimiento en las movilizaciones y en la percepción social del terrorismo.


Totorika ha recordado el clima de “muchísimo miedo” que se respiraba en la localidad en aquellas fechas: “La falta de libertad era el medio en el que nos desenvolvíamos todos”, ha asegurado. El regidor ermuarra ha señalado que el terror “era una realidad montada por una mafia, por un estado paralelo en la que participaban tanto ETA como HB”, que se encargaba de controlar en cualquier ámbito “a todo aquel que se atreviera a disentir y se atreviera a manifestar que estaba en contra de ETA, que era constitucionalista y español”. Es, en definitiva, lo que ha catalogado en varias ocasiones como “socialización del sufrimiento y el terror”.


Sin embargo, Totorika ha subrayado que “ETA nos robó la vida de Miguel Ángel, pero no la libertad”. En este sentido, ha indicado que “ETA se equivocó mucho”, y ha defendido que el asesinato del concejal supuso un punto de inflexión en la sociedad: “Se cambió la lógica del terrorismo. Los asesinatos habían funcionado como generadores de parálisis y silencio, y desde entonces cada atentado generó movilizaciones, ETA comenzó a estar más débil y el Estado y las Fuerzas de Seguridad se sintieron más legitimados para defender la libertad”. En definitiva, ha precisado, “se reforzó la visión de que realmente lo que teníamos delante eran fascistas que querían imponer una visión política y se pusieron en valor los Derechos Humanos y las personas”, ha sentenciado.


Convivencia por resolver


A pesar de todo, el alcalde de Ermua no ha dado por terminado el trabajo. Tras el fin de la banda terrorista ETA, ha reconocido que “tenemos sin resolver asuntos importantes”. Bajo su impresión, aquel periodo en el que se usó “escandalosamente” la violencia para imponer un proyecto político “tiene que ser criticado por la izquierda abertzale o por Sortu, que es su continuación”. Y ha ido más allá: “No se puede construir la convivencia si se sigue repartiendo todavía odio, que creo que es lo que se hace cuando se acepta a aquella gente que está saliendo de las cárceles como héroes. La convivencia exige respeto a las ideas de los demás”, ha concluido.

La reacción social

Durante la jornada, Cristina Cuesta, directora de la Fundación Miguel Ángel Blanco, e hija de la víctima de ETA Enrique Cuesta, delegado de Telefónica en San Sebastián, ha expuesto la evolución de la reacción social al terrorismo en España a través del pacifismo y el asociacionismo de las víctimas.


Cuesta ha defendido que las víctimas no solo han trabajado por sus propios derechos, sino que siempre han estado “en la vanguardia de la defensa de la democracia”. Y sobre todo, ha recalcado cuatro principios que las víctimas merecen: “La memoria, la justicia, la dignidad y la verdad”.

Fotografía: Esteban Cobo