Dante Liano trae a la UIMP su método de escritura, influido por una dictadura en la que “no se podía escribir de todo”

Santander. – La vocación del autor guatemalteco Dante Liano está influida por una larga dictadura militar en la que, como en cualquier otra, "se puede escribir, pero no se puede escribir todo". De ahí el título del taller Escribir cuando no se puede escribir de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP), en el que el Premio Nacional de Literatura en 1991 ha ido explicando, de forma narrativa, el proceso de trabajo de un escritor.

A pesar de todo, la censura no ha sido un obstáculo insalvable para el autor de obras como El hijo de casa o El Misterio de San Andrés, y es que, gracias a ella, "la literatura se vuelve todavía más un arte, porque uno entiende que la escritura es sugerencia, no hay necesidad de decirlo todo con las palabras precisas", ha asegurado. En su opinión, se puede decir todo con el lenguaje literario y recursos como la metáfora, y convertir así la literatura en "una necesidad para decir verdades disfrazadas".

Liano se ha mostrado muy satisfecho con el desarrollo del taller inscrito en el ciclo El autor y su obra que se ha clausurado este jueves y en el que los alumnos, además de prestar atención a sus palabras, han debatido sobre diferentes asuntos como, por ejemplo, las características de la sociedad cántabra. Estas discusiones son para él un aliciente, ya que eso supone que lo que está diciendo "les está estimulando". Algo no muy complicado, ya que sus años como docente le avalan. Por eso, no le resulta difícil saber cómo están reaccionando los asistentes a sus clases, aunque su mayor satisfacción le suele llegar años más tarde, cuando se encuentra con sus antiguos alumnos que le expresan cariño: "La satisfacción del profesor no es el salario que recibe, sino haber formado a las personas y tener constancia de haberlo hecho", ha asegurado.

Aunque no tiene ritos ni ceremonias a la hora de ponerse a escribir, dedica casi todas sus horas a la docencia, así que "lo que más falta me hace es tiempo". Sin embargo, suele encontrar hueco para dar rienda suelta a su imaginación, porque lo que más le gusta en la vida es "contar historias", algo que han podido comprobar sus alumnos durante estos días en el encuentro de la UIMP.

Fotografía:Esteban Cobo/UIMP