Darío Villanueva: la denominada corrección política de las lenguas es “una forma de censura”

A Coruña.- Con la conferencia Prodigio social del lenguaje, el director de la Real Academia de la Lengua Española (RAE), Darío Villanueva, protagonizó la primera sesión del ciclo Talento y Sociedad, que organiza la sede en Galicia de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP), en colaboración con la Diputación de A Coruña y la Fundación Barrié.

Durante su conferencia, el académico analizó la doble perspectiva que tiene el lenguaje, su dimensión social como código compartido y, por otro lado, su faceta de expresión individual, con la relación que cada individuo tiene con su lengua, “porque todos somos dueños de la lengua que hablamos”.

“Todos somos dueños de las lenguas que hablamos”, pero a la vez el lenguaje tiene también un “componente de pacto, de código, de contrato entre todos los que la hablamos, para así poder entendernos, dándole un mismo significado a las palabras”, expresó el director de la RAE.

Darío Villanueva calificó este fenómeno del lenguaje como “interesantísimo, porque representa una mezcla de piscología y sociología” y hace que “todos nos sintamos concernidos por el lenguaje”.

“Las decisiones que se toman en relación a cuestiones lingüísticas, por ejemplo en las Academias, son siempre objeto de mucho debate y discusión, de manera perfectamente legítima, porque quien hace la lengua es la suma de todos los hablantes”, dijo.

También analizó durante su conferencia aspectos de gran actualidad, “como los intentos de aplicar los principios de la llamada corrección política de las lenguas” y la utilización de la posverdad.

En opinión de Darío Villanueva, la denominada corrección política de las lenguas es “una forma de censura”. “Los diccionarios tienen que recoger todas las palabras que se usan, tanto las que son buenas como las que no lo son. Cada uno de los hablantes es el que tiene que discernir entre las palabras que son ofensivas, injustas, o denigratorias, de las palabras que expresan las nociones de manera digna y sin atentar contra nadie ni nada”.

Señaló en este sentido que de un tiempo a esta parte, “es muy frecuente reprocharle a los diccionarios que incluyan términos que algún grupo o alguna persona consideran desagradables, indignos u ofensivos. Sin embargo, los diccionarios no pueden someterse a ese tipo de censura. Que los lexicógrafos -personas que hacen los diccionarios- recojan esas palabras no quiere decir que las avalen y mucho menos que las inventen. Los diccionarios no inventan jamás palabras, simplemente recogen las que ya existen”.

Por lo que respecta a la posverdad, Darío Villanueva explicó que “remite a la relación entre los enunciados y la realidad de las cosas. Normalmente, cuando hacemos un enunciado lingüístico se da por supuesto que estamos hablando de manera verídica. Por lo tanto, lo que es una perversión es enunciar frases o afirmaciones, sabiendo que son falsas, con el propósito de engañar a los oyentes. Bien es cierto que muchas veces ocurre que el oyente quiere ser engañado; es decir, que el oyente quiere oír lo que se le dice, independientemente que sea verdad o no lo sea”.

Fotografía: UIMP 2017