Santander.- La segunda jornada de la XVI Escuela de Teología «Karl Rahner - Hans U. Balthasar», Muerte, cenizas, resurrección ha ofrecido una aproximación científica al tema central de esta actividad académica: la manera en que la cultura y el hombre contemporáneo se enfrentan a la muerte desde la perspectiva de la teología cristiana.
La encargada de realizar esta aproximación científica ha sido Carmen Massé, doctora en Teología por la Universidad Pontificia Comillas y licenciada en Medicina y Cirugía por la de Sevilla quien ha impartido las conferencias El hecho biológico de la muerte y Muerte digna, ortotanasia, eutanasia además de participar en la mesa redonda bajo el título: ¿Muerte corporal, muerte cerebral, “vida” tras la muerte?.
En su primera intervención, Massé ha indicado que “la muerte es un concepto cultural, muy ligado a la religión y la filosofía”, y ha aclarado que la muerte clínica es un “concepto muy tardío” que aparece en el siglo XIX con “la necesidad de un diagnóstico médico”. Para ilustrar esta idea, la teóloga ha hecho un repaso por las diferentes formas de acreditar la muerte: “En la Antigua Grecia era la parada cardíaca” sin embargo en el pueblo judío, la pérdida de respiración, “un concepto muy religioso, el aliento de vida que nos configura en seres humanos y cuando se pierde, llega la muerte”. A este respecto, ha incidido en que, a día de hoy, “curiosamente se puede estar muerto en un país y vivo en otro” ya que mientras en unos países prima la muerte cardiovascular, mientras que en otros el factor cerebral es el determinante para certificar que una persona ha fallecido.
Massé también ha abordado algunas implicaciones éticas en relación a los trasplantes. En España existe “el consentimiento presunto”, por el que si no se indica lo contrario, el fallecido es susceptible de ser donante. Massé ha planteado tres problemas éticos a este respecto. El primero se refiere al principio de autonomía, por el que se decide ser o no ser donante, “por encima de la vida y salud de otra persona”. La segunda cuestión: “el consentimiento presunto y la decisión de la familia”, en la que la decisión familiar se antepone a la vida de terceras personas”. Y por último, la vulneración del principio de autonomía en muertes violentas o por causas desconocidas, en la que el estado dispone realizar una autopsia.
Por último, la teóloga se ha referido a “la muerte digna” como un concepto del que “se han apoderado quienes piensan que es aquella en la que se elige el momento y el modo de morir”, por contraposición, ha indicado que la Organización Médica Colegial ha conceptualizado como digna una muerte “acompañada, sin sufrimiento, ni psíquica ni espiritual, una muerte humana”.
Crédito: UIMP 2017/ Juan Manuel Serrano