Santander.- Tras una década sin escribir relatos, José Ovejero ha vuelto al género con su reciente libro Mundo extraño (Páginas de Espuma, 2018), una colección de narraciones inquietantes a vueltas con el deseo, el amor y la muerte, sobre la que reflexionará en la primera sesión del ciclo Martes literarios, organizado por la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP), en colaboración con El Diario Montañés.
“Aunque me gusta el género, no acababa de encontrar la forma de escribir algo que fuera distinto de lo que ya había hecho”. Este es el motivo por el que el escritor madrileño, que ha transitado por todos los géneros posibles, ha dejado de lado los cuentos durante todos estos años. Sin embargo, aunque no ha publicado nada de esta naturaleza, sí que lo ha hecho por encargo. Después, cuando se dio cuenta de que podía tener entre manos algo interesante, se sentó a escribir Mundo extraño, con el que se ha olvidado “del canon de lo que debe ser un buen cuento” y lo ha hecho desde “la completa libertad”. El resultado: cuentos muy variados tanto en estilo como en forma.
Con el libro, que se ha publicado en otoño en México y en febrero en España, está viviendo un “viaje muy intenso”. Quizás, en buena medida, “porque cuando publicas cuentos siempre tienes la visión pesimista, no solo yo, sino en general, de que te van a hacer menos caso”. Y resulta que no, que esta obra, que sigue presentando en diversas ciudades, ya va por su tercera edición.
Lo de explorar en todos los géneros, no lo hace “por una especie de coleccionismo”, sino porque cada uno de ellos le permite “mirar la realidad y expresarla de manera distinta”. No se atreve a decir en cuál se siente más incómodo, ya que si se decanta por uno, es porque en ese momento le fascina hacerlo en esa forma: “Puedo tener más miedo, por ejemplo, al teatro, porque he practicado menos, pero cuando me decido lo hago con la misma pasión que siento cuando lo hago en otro género”.
Ovejero ha pasado buena parte de su vida adulta en el extranjero, lo que le ha servido para tomar distancia de su país, una distancia, sin embargo, “que nunca se vuelve definitiva”. Y es que, aunque se considera poco patriótico, siente afecto y cabreo por lo que ocurre en España: “Me enfado mucho más con lo que sucede aquí que con lo que pasa en otros países”, ha señalado. En relación a su profesión, al vivir fuera, ha explicado, uno se sale un poco del círculo literario, “que siempre es cerrado”, para conocer también otros idiomas y ambientes, “lo que te da una panorámica más amplia”.
Para el autor de Las vidas ajenas o La invención del amor, vivir de la escritura en España no es tarea fácil, y es que, “aunque en otros países tampoco, el mérito propio allí sí que está por delante del resto”. Sin embargo, aquí tiene la sensación de que los contactos son muy importantes para miles de cosas. Y en cuanto a la autopublicación, “se trata de un callejón sin salida porque luego no se distribuye o se distribuye muy mal”. Lo que hay que hacer: “Insistir, seguir trabajando y dar mucho la lata”.
Él, aunque ya con una carrera consolidada, no deja nunca de hacerlo y siempre tiene algo entre manos. En la actualidad, está inmerso en un ensayo y una novela: “Estoy en la fase en la que puedo escribir los dos a la vez, pero dentro de poco uno tendrá que quedar a la espera, aunque de momento no me he decidido”, ha concluido.