Santander, 24 de julio de 2023-. Por primera vez en su ya prolongada trayectoria, la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) acoge la enseñanza del francés dentro del marco de los Cursos de Verano de Santander. La semana pasada se celebró, en el Campus de las Llamas, el encuentro ‘Lengua y civilización francesa para los cuerpos superiores de la Administración del Estado’.
El curso está orientado hacia profesionales y futuros profesionales de los cuerpos superiores de la Administración del estado: diplomáticos, jueces, militares o técnicos comerciales del Estado. Por ende, su objetivo es analizar en profundidad la lengua francesa, conocer las instituciones francesas en el campo nacional y europeo y aprender de profesionales del campo a través de entrevistas en directo.
Eric Pardos, traductor e intérprete jurado francés-español, señala que “el francés siempre ha estado en regresión desde hace unos 50 años”. A pesar de ello, “el Tribunal decidió de forma puramente interna en 1952 que su lengua de trabajo sería el francés. Así pues, todo lo que ocurre en el Tribunal es en francés, aunque los procedimientos se desarrollan en las 24 lenguas”, recuerda Sajust.
Concretamente, Géraud Sajust de Bergues, jurista del Consejo de Estado francés, comenta que su mayor aportación para impulsar el uso del francés en el plano internacional “se limita a las conferencias que imparto en el extranjero, más allá de mi humilde persona”.
Por otro lado, Pardos añade que el francés “no se aprende por la calle como se aprende el inglés con tanta facilidad en cualquier calle de Madrid o de cualquier capital española”. Por ello, este curso ofrece “una formación un tanto precisa con un vocabulario bastante técnico”.
Por su parte, Arlette Véglia, catedrática de Filología francesa (UAM), indica que “los alumnos de este año son futuros altos funcionarios, es decir, diplomáticos o técnicos y están preparando una revisión que incluye prueba de francés: francés general, también francés diplomático o francés más comercial”. “Los alumnos son bastante jóvenes, entre 25 y 30, pero tenemos a dos personas mayores que vienen para reciclarse”, añade la profesora.
Véglia apunta que, durante la semana pasada, los alumnos han acudido a “conferencias con técnicos comerciales, con el embajador español en Ottawa, con un fiscal francés. con el propósito de “que los alumnos vean en qué consistirá su futura profesión”. También han analizado “textos teóricos y ejercicios prácticos sobre los temas. Por ejemplo, hemos visto el Ordenamiento Judicial Francés, y los mismos de la judicatura francesa y los falsos amigos que hay entre los dos sistemas”.
Por otro lado, Pardos considera que el curso posee un “doble punto fuerte". “El primero, estar en un entorno bastante privilegiado. Dado que la mayoría no vienen de Santander, sino que vienen de Madrid o de Barcelona. Por tanto, tienen una sensación de escapada, de pseudovacaciones, a la vez que estudian”. “Y, el segundo, la motivación, debido a que algunos de nuestros alumnos son opositores que estudian francés por su trabajo. No es lo mismo darle clase a un adulto que sabe dónde va, que a un niño de cinco años”. “A ello hay que añadir la calidad y la pasión de los docentes”.
Véglia sostiene que “hablar inglés es muy necesario, pero hablar francés es un lujo y es lo que hace la diferencia”. “No hablar inglés, imposible. No hablar francés es falta de chic”, concluye entre risas la catedrática.