El mundo del cine analiza en la UIMP el futuro de la industria audiovisual iberoamericana

Santander.- Alrededor de 500 millones de personas en el mundo tienen el castellano como primera lengua materna y, sin embargo, la industria cinematográfica iberoamericana no tiene la capacidad de producir contenidos que impacten por igual en este público. El futuro del espacio audiovisual de los países de habla hispana está en una encrucijada, con el surgimiento de las operadoras de contenido de pago, y los cineastas Manuel Gutiérrez Aragón y Álvaro Longoria, además del productor de Zeta Audiovisual, Francisco Ramos, han analizado las oportunidades del sector en este momento decisivo, en el marco del encuentro El espacio cultural iberoamericano, que se celebra esta semana en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP).


“Tenemos que convencernos de la transcendencia que tiene el español como lengua para hacer películas y producción audiovisual”, ha sostenido Ramos. El productor de Zeta ha evidenciado que con fenómenos como Netflix y HBO, “el contenido en castellano está teniendo una explotación de volumen impresionante, y eso que parecía que los latinoamericanos no querían consumir producción en castellano”, ha dicho. De hecho, ha destacado que “la comunidad hispanoparlante es de 56,5 millones en EE.UU. y ellos ya han advertido que el cine y las series en castellano son un negocio importante”.


Sobre el castellano ha disertado Gutiérrez Aragón, quien ha señalado algún cambio respecto a la percepción de nuestro idioma. “Los personajes que hablaban castellano se admitían como personajes cómicos, pero ha ido variando en nuestro país”. El cineasta torrelaveguense ha incidido también en la importancia de disponer de un star system, porque “las películas se conocen por la cara de los actores”. En este sentido, ha dicho que “se está reconstruyendo” con figuras como Javier Bardem, Penélope Cruz, Ricardo Darín, Antonio Banderas, Gael García Bernal o Benicio del Toro.


Ibermedia y una unificación regulatoria


Una vez tratado el tema del castellano, Longoria ha hecho hincapié en la necesidad de unificar las regulaciones de los países de habla hispana. “Latinoamérica es un conjunto de países que regulan su industria para conseguir protegerla del gran enemigo audiovisual que es EE.UU., pero en ningún caso se ha intentado una especie de regulación iberoamericana que fomente el consumo de los 570 millones de potenciales consumidores de los que hablamos”, ha expresado.


Y todo ello para competir con la industria del gigante estadounidense, que tiene “una inteligencia brutal. No solo capta los talentos del mundo”, sino que también “aprovecha el español como un activo brutal”, ha valorado el cineasta santanderino. “Lo difícil es protegerse de un monstruo como el americano”, ha añadido, alertando de que la industria iberoamericana se encuentra en una encrucijada en la que “puede convertirse en una industria global o una industria reducida a pequeños países”.


A este respecto, los tres ponentes han coincidido en que el programa Ibermedia (de estímulo a la coproducción de películas y documentales realizados en 19 países latinoamericanos) fue una exitosa iniciativa para la cohesión entre los diferentes ministerios de Cultura de los países participantes. Una iniciativa que “tuvo un gran impulso de TVE hasta que ha desistido”, ha asegurado Longoria, “creando un gran agujero que están aprovechando los estadounidenses”. Una iniciativa que Ramos ha considerado que “tiene que ir más allá”, coincidiendo con Miguel Ángel Cortes, patrono del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía y director del curso, que en la ronda de preguntas ha propuesto una segunda versión de Ibermedia: “Habría que ampliarlo a campos como la distribución y la exhibición, que estaban limitados, pero sobre todo donde más se puede avanzar es en la financiación. Que no se vaya a la subvención sin más, porque creo que acaba degradando el talento”, ha concluido.

Fotografía: UIMP 2017 | Esteban Cobo