La UIMP analiza la huella geomorfológica humana como causa de los desastres naturales

Santander.-“Está bien que miremos al cielo y al cambio climático, y tratemos de mitigarlo, pero si queremos combatir inundaciones y deslizamientos será mejor que observemos con más detenimiento el suelo, sobre el que además podemos actuar con mucha más facilidad”. Son palabras de Antonio Cendrero, catedrático de Geodinámica Externa de la Universidad de Cantabria (UC) y miembro de la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, que con su ponencia ha puesto cierre al curso magistral El cambio climático: ¿Una realidad evitable?, que se ha desarrollado esta semana en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP).


Cendrero ha puesto sobre la mesa el debate sobre si vivimos una nueva etapa geológica, llamada Antropoceno, y su relación tanto con el cambio climático como con la influencia humana sobre los sistemas terrestres. En este sentido, el catedrático de la UC ha asegurado que, respecto al cambio climático, lo que se percibe es que “la gente cree que es algo novedoso. Y realmente, no hay nada nuevo bajo el sol, o en este caso sobre la Tierra”, ha afirmado el también miembro de la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales. Nada nuevo, porque como ha defendido, “el clima ha cambiado siempre, y lo sigue haciendo, así que con nuestra actuación ayudamos a que se produzca, igual que hemos cambiado la existencia de especies o la configuración de los bosques. Tenemos una influencia creciente pero que no ha cesado en los últimos miles de años”.


Cendrero ha preferido poner el foco en otro aspecto: “Una de las cosas en las que estamos produciendo cambios importantes es en los procesos geológicos superficiales, o en los procesos geomorfológicos”, ha matizado. Es lo que se ha llamado ‘huella geomorfológica humana’, y que “ha crecido con el tiempo, porque cada vez somos más gente y con más capacidad tecnológica y económica. Y puede que esto sea más importante que el clima para explicar los efectos” en desastres ambientales, ha valorado el catedrático.


Como ha explicado en un razonamiento lógico, el aumento del consumo de recursos “supone presiones sobre el medio natural geomorfológico, que provoca un cambio en los procesos y la capa superficial del terreno”, y por lo tanto, “aumenta la intensidad o frecuencia de los procesos y desastres relacionados”. “A medida que ocupamos más territorio, implica que impermeabilizamos una parte importante de la superficie terrestre. Y si además, con el incremento de la población, ahora ocupamos lugares donde se pueden experimentar daños que antes estaban deshabitados, por supuesto habrá más desastres”, ha sentenciado el catedrático de la UC.


Para finalizar, y en el acto de clausura, que ha contado con la presencia de Francisca García Caballero, vicerrectora de Postgrado e Investigación, Miguel Ángel Alario, director del encuentro, ha concluido que “el climático es real, y sería evitable si cambiásemos los hábitos de vida, pero el ser humano tiende a vivir bien. Si las grandes potencias como China, EEUU o Rusia no se implican, será complicado. El cambio climático es evitable, pero difícilmente evitable”, ha sentenciado el también Catedrático de Química Inorgánica de la Universidad Complutense de Madrid.

Fotografía: UIMP 2017 | Esteban Cobo