Las nuevas tecnologías “dificultan la investigación” de los delitos contra el patrimonio histórico

Santander.– Desde un códice del siglo XV de la Catedral de Toledo que iba a ser subastado en Sotheby's hasta el robo de más de una veintena de obras de artistas como Chillida, Picasso, Tàpies o Botero en Getafe. Los inspectores jefe de la Brigada de Patrimonio Histórico de Policía Nacional Antonio Tenorio y Martina González han expuesto ejemplos curiosos de las actividades ilícitas más comunes contra los bienes patrimoniales en nuestro país en la Escuela de Arte y Patrimonio Cultural 'Marcelino Sanz de Sautuola' de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo.

En esta edición, la Escuela analiza La protección legal y policial del patrimonio histórico y, de la mano de Tenorio y González, ha profundizado en cómo trabaja su brigada ante robos, expolio arqueológico, estafas o delitos producidos contra bienes de la Iglesia. Un ámbito en el que se nota (y mucho) la influencia de las nuevas tecnologías. "Hoy Internet ha puesto al alcance de los usuarios herramientas muy valiosas para encontrar y comprar todo tipo de productos, pero también es una forma anónima y profesional de vender falsificaciones a escala mundial. El control de las redes es prácticamente imposible. Ahora afloran delitos que antes era prácticamente imposible cometer", ha asegurado el jefe de la Brigada de Patrimonio Histórico de Policía Nacional.
Y aunque "controlar Internet es complicado porque las comunicaciones han experimentado una revolución tremenda", las nuevas tecnologías no han incrementado los robos, pero sí "han dificultado la investigación". No obstante, Tenorio también ha comentado que 'gracias' a las nuevas tecnologías, "a veces el delincuente va por delante de la medida de protección". De hecho, algunos de estos delitos contra el patrimonio histórico (como las falsificaciones o el expolio arqueológico) hacen "muy difícil sentar a los culpables en el banquillo".
En su exposición, Tenorio ha asegurado que "la legislación no nos proporciona los medios para ser contundentes en la protección del material arqueológico". De hecho, "centros religiosos y yacimientos arqueológicos son los lugares más vulnerables", han explicado. Y para ilustrar esta afirmación, han hablado de un caso que tuvo final feliz el pasado mes de mayo. Así, los ponentes 'han llevado' a sus alumnos hasta la iglesia de Lantadilla, en Palencia. Un templo donde ninguno de sus vecinos veía como antes una tabla del siglo XVI tras ser restaurada en los años 60. "Esta no es la misma", decían. Y vaya si tenían razón: el restaurador se quedó con la original y dio la copia a la iglesia. Tras salir a subasta en Madrid, agentes de la Brigada de Patrimonio Histórico la interceptaron y la devolvieron al templo.
Tenorio y González han dejado claro que "los delitos contra nuestro patrimonio cultural se mantienen en parámetros razonables y admisibles", y han asegurado que "los bienes culturales ocupan un lugar destacado en el ranking del tráfico ilícito mundial".

Fotografía: UIMP | Juan Manuel Serrano