Santander, 31 de agosto de 2023-. Hoy ha comenzado el ‘IX Encuentro de Actualización y Nuevas Aproximaciones en Vacunas. Cambios en los Programas de Vacunación tras dos años de Pandemia COVID’, enmarcado dentro de los Curso de Verano de La Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP), que se realiza en colaboración con la empresa GlaxoSmithKline (GSK). El evento contará, entre este jueves y mañana viernes, con especialistas que abordarán, en el Palacio de La Magdalena, la notable disrupción en los programas de vacunación establecidos, no solo los infantiles sino también los dedicados a la población adulta, que ha supuesto la pandemia.
El grave peligro de la próxima gripe estacional
El director del curso, Raúl Ortiz de Lejarazu, asesor científico y director emérito del Centro Nacional de Gripe, ha advertido sobre sobre la anomalía de los últimos tres años en cuanto al contagio de gripe, por lo métodos de prevención que hemos utilizado para el COVID, que ha supuesto una pérdida de protección muy significativa a nivel poblacional, “es un barril de pólvora”, ha advertido Ortiz, en la rueda de prensa que ha ofrecido junto a David Moreno, pediatra, coordinador del Programa de Vacunación COVID-19 en Andalucía y asesor de Vacunas de la Asociación Española de Pediatría (CAV-AEP), e Ignacio Salamanca, coordinador de la Unidad de Estudios e Investigación del Instituto Hispalense de Pediatría.
Primera campaña de vacunación de gripe en menores
Los tres especialistas han advertido sobre este peligro aconsejando a los padres de niños con edades comprendidas entre los tres meses y cinco años acogerse lo que, según el doctor Ignacio Salamanca, es “una de las futuras medidas de salud pública más importantes que vamos a acometer”: la recomendación, financiada por Salud, que se va a implantar en todas las comunidades autónomas por primera vez de vacunar de gripe a los menores. Según el pediatra, “los niños son los más afectados por la gripe. La gripe no es una enfermedad de mayores. Además, sabemos que si protegemos a los niños evitamos, también, el contagio a la población en general”.
El director del encuentro Raúl Ortiz de Lejarazu ha puesto el acento en que “a diferencia del COVID, la gripe mata a niños sanos”, es decir, no es necesaria ninguna patología previa en el menor para que se agrave su estado y pueda fallecer por esta infección. “En las epidemias de gripe estacionales, en cualquiera, la proporción es terca: siempre hay tres veces más de jóvenes por debajo de doce años infectados que mayores de 65. Es decir, que mientras se infecta un 30 % de la población infantil, sólo se infecta un 10 % de la población adulta, de 18 años hacia arriba. Y si vamos al detalle, los mayores de 65 son los que menos se infectan, pero el problema es que para muchos de ellos esa infección que cogen es la última”, ha comunicado contundente Ortiz.
Vacunación COVID
“Este invierno, por debajo de 60 años se va vacunar de COVID solo a personas con patologías crónicas. Y concretamente en los niños, solo a quienes tienen muchos problemas desde el punto de vista inmunitario, por ejemplo niños que tienen quimioterapia por cáncer o una inmunodeficiencia congénita. Serán casos muy, muy contados los niños que se vacunen a partir de ahora de COVID”, ha explicado el pediatra David Moreno.
El director del encuentro sobre vacunación de la UIMP ha sido contundente expresando que el COVID “ha venido para quedarse, como dijimos todos los virólogos desde el principio” y no podemos predecir qué ocurrirá con él dentro de unos años. “Erradicar un virus es difícil y se necesitan tres cosas. Primero, que sea un virus cuyo reservorio sea exclusivamente humano, es decir, que no esté también en los animales, como la gripe o los coronavirus; segundo, que tengamos una vacuna no contra la enfermedad o contra la muerte sino contra la infección en sí y que sea duradera; y tercero, vacunación mundial”, ha explicado Raúl Ortiz de Lejarazu.
“Lo único que podría acabar con este virus sería que entrara en lo que llamamos el trinquete de Muller, que es que llegara a tal cantidad de mutaciones y de tal calibre que compromete la propia infectividad y reproductibilidad del virus y no tuviera suficiente tasa de recuperación como para hacer un flash back hacia atrás. Eso le pasó por ejemplo hace 14 años al SARS-CoV-1, un virus que infectaba mucho a partir de los dos días, por lo que no había infección silenciosa. Por lo cual en cuanto empezamos a aislar los casos y se acabó el virus”, ha rematado el virólogo.