Manuel Gutiérrez Aragón: “Cuando uno termina una película, esta empieza a desarrollar una vida propia”

Santander.- Como ya es tradicional en el marco de los Cursos Avanzados de Verano, la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP), de la mano de la Asociación Plaza Porticada, rinde tributo a algunos de los grandes creadores santanderinos y cántabros de nuestra época. El talento de Manuel Gutiérrez Aragón, cineasta torrelaveguense y uno de los más destacados de su generación en España y Europa, ha sido quien ha centrado este encuentro denominado Artes, Letras y Ciencias: creadores santanderinos. Mito y realidad en la obra de Manuel Gutiérrez Aragón.


Gutiérrez Aragón, que ha estado acompañado en la inauguración por el rector de la UIMP, César Nombela, la alcaldesa de Santander, Gema Igual, la presidenta de la asociación Plaza Porticada, Elena García Botín, el director de El Corte Inglés en Santander, Pedro Duplá, y por el director de la Filmoteca de Cantabria y director del encuentro, Enrique Bolado, ha explicado que “cuando uno termina una película o una novela, casi ya no te pertenece, y empieza a vivir una vida propia” a través de los ojos y las interpretaciones de quienes las ven y hablan de ellas.


Para hablar de estos nuevos significados que adquieren las obras ha utilizado el ejemplo de El Quijote de Miguel de Cervantes: “Quién iba a decir que luego sería un ejemplo de la justicia sublime y la dignidad humana”, un significado que le dio “quienes leyeron y hablaron de la obra” a posteriori, ha señalado.


Una ambivalencia de inspiración cervantina


A hablar e interpretar la filmografía de Gutiérrez Aragón es precisamente a lo que se dedica este encuentro, que en su primera jornada ha contado con Carlos FHeredero, historiador, crítico de cine y director de la Revista CaimánCuadernos de cine, para exponer las raíces y el espíritu cervantino inherente a la obra del cineasta cántabro. Una vertiente que ofrece “una de las claves más sugerentes para intentar entender el anticostumbrismo de Gutiérrez Aragón”, ha asegurado, y que sirve para entender “la ambivalencia por la que su cine se desliza entre el realismo y lo fantástico”.


Así ha hablado de referencias cervantinas en películas como Habla mudita (1973), Maravillas (1980), o La noche más hermosa (1984), pero ha centrado su mirada especialmente en las dos adaptaciones del cineasta cántabro de la obra de Cervantes: la serie de televisión El Quijote de Miguel de Cervantes (1991) y la película El caballero Don Quijote (2002).


De la primera, Heredero ha señalado que entraña “juegos intertextuales en los que se pasa de la literatura al cine con bastante fidelidad a la literalidad del libro”, centrándose en “viajes de ida y vuelta entre la ficción y la metaficción”, ha dicho. Ha utilizado palabras del propio Gutiérrez Aragón, que en su momento dijo que se veía “tentado por narrar con elementos inequívocamente realistas y fantasiosos” las aventuras caballerescas y “perseguir una magia manchega hecha a la luz del sol”. Una serie que le sirve para “reencontrarse consigo mismo y lo más profundo de la naturaleza de su cine”, ha dicho el director de la Revista Caimán.


Por último, de la película, el también crítico de cine ha subrayado que se trata de una versión muchísimo “más personal” que la serie, donde se libera de ataduras. En ella se puede encontrar un quijote “más maduro, complejo y romántico, más abierto a la teatralidad y a la fantasía”. La obra, ha dicho, “viaja entre ficciones que se miran entre sí”, en un “inteligente juego de espejos entre el Quijote de Cervantes y el de Gutiérrez Aragón”. Para finalizar, Heredero ha definido El caballero Don Quijote como una obra que “salta con libertad y asombroso desparpajo, y maravillosa libertad creativa, del monólogo al cuento de hadas, del teatro a las aventuras caballerescas, del realismo a la magia, sin rupturas aparentes”. Bajo su valoración, en definitiva, “el Quijote cinematográfico más original, de más poderoso aliento imaginario, de mayor jugo dialéctico, de mayor complejidad dramática que ha dado la historia del cine”, ha concluido.

Fotografía: UIMP | Juan Manuel Serrano