Santiago Acosta apunta al déficit de formación humana como causa del aumento de la violencia

Santander.- El vicerrector de la Universidad Técnica Particular de Loja de Ecuador, Santiago Acosta, ha realizado una conferencia durante la V Escuela de Humanidades, Metafísica y Mística <<Fernando Rielo>>. Itinerario para la paz. Educación y humanismo que ha acogido la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP).

Durante la conferencia, Acosta ha reflexionado sobre la esencia de la educación universitaria y su misión. Según ha explicado, desde hace unas décadas “la sociedad está sufriendo grandes cambios en todos sus ámbitos, debido principalmente a la introducción de las nuevas tecnologías”. La universidad ha sido uno de los sectores donde la innovación ha provocado más cambios, “llegando a influir en su objetivo educativo”, ha añadido. Además, ha destacado que esta situación ha coincidido con la existencia de una “sociedad de aprendizaje” que se plantea la necesidad de aprender, desaprender y volver a planear los modos de aprendizaje y su naturaleza misma.

Asimismo, Acosta ha resaltado que “nunca antes las universidades habían estado sometidas a tantas fuerzas de presión”. Por ejemplo, “las empresas piden que se formen a profesionales idóneos para las necesidades del mundo laboral”. Del mismo modo, “las familias que invierten mucho dinero en la formación de sus hijos piden que esa inversión se traduzca en una mejora de la empleabilidad de los graduados”. Acosta ha apuntado que también la “población solicita que se amplíe el acceso, ya que hay países que presentan un déficit de oferta de plazas, provocando que mucha gente se quede sin poder acceder a la educación superior”.

Durante su intervención, Acosta ha subrayado que “se habla de un momento de crisis en la universidad, ya que todas las funciones que se le exigen han hecho que se planteen muchas preguntas de las cuales no tienen muy clara la respuesta”. Según el vicerrector de la Universidad de Loja, la institución “está perdiendo de vista su función especial, aquello que Ortega y Gasset denominaba cultura” y que, a diferencia de lo que se entiende hoy en día por ese término, hace referencia “al sistema vivo de ideas que el estudiante debe poseer sobre el mundo y sobre sí mismo”.

Para Acosta una de las razones de la pérdida de ‘cultura’ es que “la lógica del mercado laboral ha engullido a la educación universitaria debido a las presiones mencionadas, centrándose solo en otorgar un título profesional”. El vicerrector de la Universidad Técnica Particular de Loja ha defendido la idea de que la educación universitaria no puede descuidar la educación de la persona: “El estudiante debe aprender a ser persona, a comportarse como tal y todo lo que implica aprender a ser, a vivir y a convivir”.

Como ha expuesto, la educación en todos los niveles se asienta en cuatro pilares: aprender a conocer, a hacer, a convivir y a ser. Aprender a conocer “es recibir los instrumentos para procesar el conocimiento y saber dónde está la información pertinente y necesaria”; aprender a hacer, ha explicado, “tiene que ver más con la educación profesional desde el punto de vista de la creatividad y el uso de la inteligencia”; aprender a convivir trata de “excluir la violencia, prescindir de todo tipo de ánimo de agresividad y reconocer la diversidad” y en aprender a ser “está la clave de la formación de la persona”, ha aclarado Acosta.

Además, ha indicado que el déficit de la formación humana ha producido un aumento de los índices de violencia: “Nos alarmamos de la consecuencia pero no vamos a la causa, y la causa es que hemos dejado de educar seres humanos”. Acosta ha incidido en que la solución es que las universidades se replanteen su misión desde varias racionalidades: profesional, que educa para el trabajo; ciudadana, que crea personas aptas para la convivencia; existencial, que educa para aprender a vivir; epistemológica, que enseña a aprender y ontológica, que educa para ser.

 

 Fotografía: Juan Manuel Serrano | UIMP 2018