Santander, 21 de julio de 2022-. “Más vale una gran actitud que un gran swing” fue el leitmotiv que inspiró a Rafa Nadal en el camino hacia su undécimo título de Roland Garros. La frase, resucitada por Toni Nadal en 2018 justo antes de las semifinales, pertenece a Severiano Ballesteros, amigo personal del tenista. “Es un ejemplo para la sociedad” dijo el manacorí sobre el golfista.
“Escuchar a Rafa hablar así de mi padre es algo que me llena de orgullo porque estos son los deportistas a los que yo admiro” explica Javier Botín, hijo mayor del apodado como ‘Genio de Pedreña’. Este tipo de historias, en muchas ocasiones desconocidas para el público, forman parte del curso ‘Creadores santanderinos y cántabros: ‘Seve Ballesteros: su impacto en el mundo del golf y en el deporte cántabro y español’. Una aproximación poliédrica al pionero del golf en España, promovida por la Asociación Cultural Plaza Porticada y el Ayuntamiento de Santander, dentro del marco de los cursos de verano de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP). “Él estaba muy orgulloso de su carrera y también de lo que supuso para el golf en España” confiesa su hijo.
Descubrir aquella parte menos conocida del considerado mejor golfista español de todos los tiempos es el principal atractivo de esta propuesta formativa. “Siempre destacaré lo cariñoso que era con nosotros y su capacidad de trabajo” continua Ballesteros justo antes de relatar como su padre, cuando ya estaba lejos de su máximo nivel, seguía levantándose cada día a las 6:00 para ir al gimnasio. ”Lo que ves en casa es lo que se te queda y yo me considero una persona muy trabajadora porque es lo que vi en él”, concluye.
Al margen de los valores que transmitió durante sus 54 años de vida, Ballesteros siempre mantuvo una relación especial con Cantabria. Una especie de refugio en el que dejaba de ser el mejor jugador de golf del mundo para volver a ser Seve. “Él se sentía en paz aquí” indica Javier. “Cuando eres un gran deportista y muy reconocido, lo que más buscas es ser normal y aquí podía volver a ser él”
El cáncer lo cambió todo
Operado hasta en cuatro ocasiones de un tumor cerebral, los últimos años de la vida de Severiano Ballesteros fueron una cruzada contra esta enfermedad. Primero en el ámbito personal, en donde “lo peor de todo era verle sufrir”. Después como uno de los referentes a la hora de fomentar la investigación oncológica para mejorar los tratamientos contra el cáncer.
“Desde la Fundación que lleva su nombre, tratamos de preservar su legado, fomentar el golf entre los más pequeños y, por supuesto, ayudar a la investigación clínica de los tumores cerebrales” dice Javier. Entre los proyectos más especiales que desarrollan se encuentran dos áreas de golf instaladas en los hospitales Marqués de Valdecilla y Gregorio Marañón.
Allí es donde los pacientes oncológicos infantiles pueden aprender cómo ejecutar un buen putt. Algo que, a buen seguro, le hubiera encantado a Seve. “Ver a esos niños disfrutar, aunque sea unas horas, no está pagado con dinero” concluye Javier Ballesteros.