Wenceslao Peñate, catedrático de Psicología Clínica, afirma que hay “una predisposición a tener emociones negativas”

Santander.– El catedrático de Psicología Clínica de la Universidad de Tenerife Wenceslao Peñate ha explicado en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo Cómo regular las emociones para tener un estado de ánimo positivo, una ponencia que se enmarca en el encuentro Cómo mejorar el estado de ánimo y la calidad de vida que se celebra esta semana en La Magdalena.

Peñate ha aclarado que la regulación emocional es el proceso mediante el cual "los seres humanos se adaptan a las demandas del ambiente" y ha asegurado que existe "una predisposición a tener emociones negativas". Sin embargo, estos sentimientos se pueden cambiar: "Podemos reeducar a nuestro cerebro, solo hay que tener paciencia".

Así, existe una relación directa entre pensamiento y emoción, ya que "si piensas de una manera, te lleva a un sentimiento determinado". De la misma manera, forman un "triángulo imperfecto" con los hechos porque no debe haber simetría entre lo que se hace y lo que se siente o piensa: "Hay que hacer, sentir y pensar de manera congruente". También ha señalado que las emociones negativas no se pueden negar porque, si lo haces, "no vives la vida al completo".

Para regular estos sentimientos cada persona utiliza su propio método, que puede tener resultados positivos o negativos. Entre los primeros se encuentran la solución de problemas y la reevaluación, y entre las peores estrategias están la rumiación, la supresión y la evitación. Peñate ha afirmado que la rumiación, que consiste en darle vueltas a las cosas buscando razones, es "la más dañina y la más humana". Además de estos métodos, algunas personas usan también la aceptación, algo que "no hay que entender como resignación, sino como flexibilidad" y que puede tener resultados eficaces o perjudiciales.

Por último, sobre las patologías, Peñate ha señalado una enfermedad que se caracteriza por mostrar una ausencia de emocionalidad: la esquizofrenia; y ha apuntado que "no es que no tengan emociones, es que ni las muestran ni las piden".

Fotografía: UIMP | Esteban Cobo