Del Moral defiende que la corrupción no se combate con penas más duras, sino con eficacia al aplicar las existentes
Santander. – "No vale para nada amenazar con penas gravísimas que no se sabe si podrán ser aplicadas, lo único que en verdad hace temible a la justicia penal no es la dureza del castigo sino la constancia, rapidez y la seguridad de su actuación". De estas palabras del jurista y político del siglo XVIII Manuel de Lardizábal se ha servido el magistrado de la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo (TS) Antonio del Moral para explicar algunas de las claves para hacer frente a la corrupción: penas "inevitables, más eficaces, más prontas, y más dureza del castigo".